martes, 4 de mayo de 2010

El cerebro humano

1. El cerebro humano es una masa de tejido gris-rosáceo y semejante a la gelatina que en un adulto pesa alrededor de 1,5 kg.
2. El cerebro más pesado del mundo perteneció a un varón norteamericano de 30 años. Pesaba 2,3 kg. El cerebro más liviano en un adulto medio (680 g) perteneció a un hombre de 46 años y 1,5 m de estatura que falleció en 1907.
3. El cerebro contiene aproximadamente 100.000 millones de células nerviosas.
4. El cerebro está dividido en dos hemisferios. El izquierdo es el que predomina en todas las personas diestras y en muchas zurdas. La parte dominante del cerebro suele controlar el cálculo matemático, el lenguaje y la lógica, mientras que el otro hemisferio controla las emociones, la música y las habilidades artísticas.
5. El hemisferio izquierdo de nuestro cerebro controla el lado derecho del cuerpo, mientras que el derecho controla el lado izquierdo.
6. Con la energía generada por el cerebro se podría encender una bombilla eléctrica de 15 watios.
7. Nuestro cerebro contiene minúsculos cristales de óxido de hierro. De ahí que dé la sensación de que algunas personas funcionen como si estuvieran provistos de una brújula interior. Incluso con los ojos vendados, pueden localizar el norte. Muchos animales que migran largas distancias cada año, como las aves y las ballenas, también tienen cristales de óxido de hierro en el cerebro.
8. El hipotálamo es la parte del cerebro que controla el ciclo de veinticuatro horas del organismo. Las funciones orgánicas cambian durante el día. Tu memoria a medio plazo es mejor por la mañana, la visión alcanza el máximo grado de agudeza al mediodía y el gusto y el olfato se hallan en su punto más álgido alrededor de las cinco de la tarde.
9. Mientras duermes, el sentido del olfato, tacto, gusto y vista se «desconectan», pero el del oído permanece sensible.
10. Los aromas contribuyen al aprendizaje. Los científicos realizaron un test para averiguar cuál era el rendimiento de dos grupos de niños en una prueba de deletreo de palabras. A uno de los grupos se le facilitó una lista de términos para que los memorizaran bajo una exposición a un aroma. Un poco más tarde, se les pidió que los deletrearan, siempre en presencia del mismo aroma. El segundo grupo memorizó las palabras y realizó el test de deletreo sin ningún aroma especial en el ambiente. El primer grupo de niños obtuvieron mucho mejores resultados en la prueba.

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